De la misma manera, nuestros conocimientos de Dios son ahora muy limitados, como si apenas alcanzáramos a ver su figura en un espejo defectuoso y de mala calidad; pero un día lo veremos tal como es, cara a cara.
Mis conocimientos son ahora vagos, borrosos, pero en aquel día lo veré con la misma claridad con que El me ve el corazón.
1º Corintios 13:12