Esta foto es simplemente una pequeña caja de metal. Nada que ver con las autenticas cajas de seguridad tan sofisticadas, con combinaciones y códigos numéricos. Incluso pueden saltar las alarmas si quieres abrirla metiendo un código erróneo.
Pero la caja de la imagen con solo estamparla contra el suelo una o dos veces, no hay persona o ladrón que diga que no puede abrirla.
Muchos estaréis preguntando ¿ qué tiene que ver la caja con el encabezamiento y el titulo ? Pues quiero hacer una especie de símil o alegoría, comparando la caja, el cerebro humano y el Espíritu de Dios.
He dicho antes como puede ser una caja, fuerte,blindada y segura. Está herméticamente cerrada con todo su sistema de protección.
Así somos muchos de nosotros con nuestro modo de pensar "somos herméticos". Cuando una persona no desea, no quiere o no puede pensar de otra forma se puede bloquear ella sola.
Depende de la persona si quiere ser abierta. Es licito y razonable que nadie quiera abrir "nuestra caja", incluso pienso que es necesario tener ese código, porque es exclusivo y es nuestro. Lo mismo que todas las cajas de seguridad tendrán su numero o clave.
Todos los seres humanos tenemos esta especie de seguridad. Hay que tener mucho cuidado que nadie nos pueda abrir "nuestra caja" en ella guardamos las cosas más secretas y también las más importantes.
Ahora es donde entra el Espíritu de Dios, llamado también el Espíritu Santo. Él sabe tu clave, tu código, tu número secreto y lo más importante de todo es, qué sabiendo él tu "pin, tu clave secreta" él nunca abre ni fuerza tu "caja fuerte" sin tu permiso y sin tu consentimiento. Él es todo un caballero.
No entiendo mucho de sistemas de alarma ni seguridad. Pero desde que yo, personalmente le di libre acceso a mi "caja" tengo un buen guardaespaldas. Podéis saber un poco más como se manifiesta él.
Juan 16: 22
Gálatas 5: 22
1ª Corintios 13: 1,13
Rafael Mateos