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lunes, 26 de febrero de 2018

EL TOQUE SUAVE

Se dice de un juez que había  visto venir ante su estrado a cientos de jóvenes delincuentes acompañados de sus padres. Pero nunca había visto a uno de esos padres poner su brazo sobre el hombro de su hijo, o mostrar alguna señal física de afecto.
Esto es muy diferente a la actitud del padre en la parábola del hijo prodigo, quien se arrojo sobre el cuello de su hijo perdido y con un beso le dio la bienvenida al hogar.

Jesús usaba el toque de su mano para comunicar algo. Ponía su mano sobre los enfermos, tocaba a los leprosos, lavo los pies de sus discípulos, y alzaba en brazos a los niños pequeños.

La concertista de piano Marta Korwin cuenta en sus memorias que  trabajo como enfermera voluntaria durante la segunda guerra mundial."Tarde una noche -escribe- recorriendo las salas vi a un joven soldado con la cara escondida en las almohadas. Estaba llorando de dolor, hacia  eso para sofocar los sollozos y no conturbar a sus compañeros.
"Mire mis manos, y me dije que yo podía ayudar en algo. Si yo podía transmitir vibraciones de armonía por medio del piano, ¿por que no podía transmitir armonía directamente, sin necesidad del instrumento ?
Cuando tome la cabeza del muchacho entre mis manos, el me las apretó con tal fuerza que hundió las uñas en mi carne. Ore, para la armonía que Dios puso en el universo pudiera bajar a ese pobre soldado herido, para aliviarle sus dolores, al poco rato estaba plácidamente  dormido".  

Hay tanta dureza en el mundo, que yo creo que el mejor avivamiento tiene que ser un avivamiento de amabilidad. Cierto que siempre habrá necesidad de una predicación fogosa, que anuncie el juicio de Dios, pero hay tantos corazones quebrantados, doloridos, tristes, angustiados, que mas necesitan la voz suave y tierna del pastor, que la voz del ángel del juicio que toca la ultima trompeta. 
Un toque amable puede conducirlos mejor a Cristo, la panacea de todos los problemas. Muchas personas hay que llevan hondas cicatrices de dolor, y si oyen que Cristo los ama y quiere cuidar de ellos, y que los cristianos también los aman y desean cuidarlos, olvidaran pronto una vida de soledad y dolor, y comenzaran a vivir.
  EL FRUTO DEL ESPIRITU
   Carlos R. Hembree