Powered By Blogger

Vistas de página en total

jueves, 18 de julio de 2013

EL ARTE DE LA ORACIÓN




El arte de la oración lleva tiempo. El tiempo que le dediquemos significará la verdadera medida de su importancia para nosotros.
 Siempre encontramos tiempo para las cosas importantes. La excusa más común para el poco tiempo dedicado a la oración es la lista de "cosas para hacer" que atestan nuestro día: todas nuestras obligaciones.

 Para Martín Lutero, una carga extra de obligaciones era una razón para orar más, no menos. De sus planes para el día siguiente, solía decir: " Trabajar, trabajar desde temprano hasta la tarde. En realidad, tengo tanto que hacer que voy a pasar las tres primeras horas en oración"
 Si Lutero estaba siempre ocupado, y oraba, nosotros también podemos hacerlo.

 Cuando uno trata de explicar exactamente cómo obra la oración en seguida se enfrenta con enigmas muy difíciles. Pero los que son escépticos en cuanto a la validez y el poder de la oración generalmente son los que no la practican con seriedad o no obedecen cuando Dios revela su voluntad.

No podemos aprender a orar si no es orando. Ninguna filosofía jamás enseñó a orar a un alma. Los problemas intelectuales relacionados con la oración se satisfacen en el gozo de la oración contestada y en una comunión más estrecha con Dios.

El líder cristiano que busca seguir un ejemplo haría bien en acudir a la vida del mismo Jesús. Nuestra creencia en la necesidad de la oración viene de observar su vida. Con toda seguridad que si alguno podía haber vivido sin la oración habría sido el mismo Hijo de Dios.
 Si la oración fuera absurda o innecesaria, Jesús no habría perdido tiempo en ella pero, un momento. La oración era la característica dominante de su vida y una parte recurrente de su enseñanza.
    Libro Liderazgo Espiritual    J . OSWALDO SANDERS